lunes, 19 de julio de 2010

El crítico

Hace unos días tuve la posibilidad de conocer a un crítico musical español. No diré el nombre, por aquello de que Internet es un pueblo, pero el tipo, para cualquiera que lea prensa musical, es bien conocido.

Desde el punto de vista humano me pareció una persona fantástica: simpático, atento, buen conversador, y una enciclopedia del rock con patas: quién fue el productor de aquel mítico disco, quién sustituyó al bajista de aquella banda extranjera en su gira por España en el 86, cuántas versiones se han hecho de esa canción de los 60...y todo ello aderezado con ciertas dosis de cotilleo, que siempre son de agradecer.

Pero la cosa empezó a flaquear en el momento en el que empezamos a poner nuestros gustos sobre la mesa, aflorando entonces el tópico del crítico elitista: X no hacen un buen disco desde que se vendieron a una multi, Y son un grupo de pachanga, Z no son un grupo de rock porque les gustan a las quinceañeras.

Cierto es que también hubo palos para algunos totems del indie, pero al final todas sus argumentaciones se reducían a un simple "es mi opinión, a ti no tiene porqué gustarte". Lo que me sorprendió de todo esto es que al final el crítico no es más que un fan de la música cuya única diferencia con el resto de los mortales es que cobra por ello, pero sin disponer de un lenguaje ni de un discurso mucho más elaborado que el que podemos escuchar en una barra de bar a las 3 de la mañana. Me dio la sensación de que este crítico tenía idealizado un tipo de rock y todo lo que saliese de él, o le parecía una mierda o no le interesaba. De melómano poco.

Más allá del gusto musical de cada uno, del crítico se espera una argumentación sólida, ponderada, que vaya más allá de la anécdota y de la memorización de datos.

Me parece que espero demasiado.

miércoles, 14 de julio de 2010

El cierre de una sala y sus correspondientes reflexiones

La sevillana sala Q cierra a final de año. Una pésima noticia para todos los amantes de la música en directo y que además nos debe hacer reflexionar.

Personalmente me duele esta noticia doblemente. Por lo personal sólo he encontrado buenas maneras y facilidades a la hora de tratar con quienes se han encargado estos años de la sala y a los que espero haber correspondido siempre con mi labor y atención consciente de las dificultades que concierto tras concierto iban encontrando y recibiendo continua desatención por entidades públicas que sólo apuestan por la cultura de boquilla o se dan palmaditas en el pecho por traer a ACDC.

Pero la música no es sólo un macro-concierto anual, genial por otro lado, sino una oferta constante, una referencia de cada fin de semana, un lugar donde las giras no pasen de largo y salas donde los grupos noveles puedan asomar la cabeza y dejar que la gente los conozca sin que cada concierto les suponga una pérdida de dinero.

No quiero quedarme en lo evidente, quiero hacer autocrítica pues nosotros también somos culpables. Es cierto que estamos en crisis pero a muchos pagar más de 10 euros por un concierto les supone un imposible, una idea absurda en si misma salvo que el grupo en sí sea de campanillas o sea la "moda" de turno.

He presenciado conciertos con 4 amigos y la banda sobre el escenario (recuerdo un tributo a Miguel Ríos o a los Linkátropos, por poner algún ejemplo) pero prefiero quedarme con los buenos recuerdos que afortunadamente han sido muchos y que siempre irán ligados a esta sala a la que pronto diremos adiós. Será tras una maratón de conciertos en 4 meses ininterrumpidos para llenar el álbum musical y emocional de la sala Q.

Habana Blues Band, Loquilo, Bersuit, Iván Ferreiro, Lori Meyers, The Sunday Drivers, Love of Lesbian, Sidonie, Pereza, Zaguán, Los Delinqüentes, Quique González, José Ignacio Lapido, Mojinos Escozíos o La Selva Sur, entre otros forman parte de la historia de la sala y la mía propia. ¿y de la tuya?

Tras como titulan esta despedida en la propia sala, 100% Qultura, por un final digno.