jueves, 20 de septiembre de 2012

Cultura y otras desventuras.

Ya han pasado días desde que la cultura se considera un artículo de lujo con su subida de IVA por todos conocida. Ya han pasado días para reflexionar en frío y no en caliente sobre las repercusiones desventuradas y catarsis apocalípticas que muchos auguraban.

Pero si algo se ha demostrado en este tiempo es que hay muchas personas que no son insensibles a estos ataques. Movilizaciones, nuevas fórmulas y sobretodo creatividad se han puesto sobre la mesa de forma que sólo podrán atacarnos económicamente (que no digo que no sea importante) pero que será incapaz de dejar inmóvil la mano de un pintor, el ojo de un fotógrafo ni callar la voz de un cantante (ni de su público coreando sus canciones).

Soy optimista por naturaleza y la cultura es una motivación constante en nuestra vida así que cuanto más le ataquen, más la defenderemos. Ahora más que nunca estemos con esos artistas que empiezan y todo lo tienen cuesta arriba, con esas bandas contrastradas que adecuan sus cachés al estado de los bolsillos y al lado de las salas y promotores que, como cualquiera en su negocio, pretenda lucrarse de forma proporcional a su trabajo (nada de pelotazos ni de abusos por favor).

Nos vemos en los conciertos.