sábado, 26 de octubre de 2013

Mi fútbol

Se aconseja leer acompañado de Mi generación de Modestia aparte http://www.youtube.com/watch?v=OKfHA2ftzk8

Hoy que un partido de fútbol acapara noticias y conversaciones echo la vista atrás con la ayuda de cosas leídas por internet y otros recuerdos de mi propia cosecha para rememorar el fútbol que yo viví y que tantas tardes llenó especialmente en mi infancia.

Por arte del boca a boca y transmisión de mayores a pequeños siempre había unas reglas básicas de obligado cumplimiento así que jugaras donde jugaras te era fácil adaptarte al distema de competición.

Siempre estaban los buenos, los malos y los gorditos. Los buenos eran quiénes elegían equipos y al segundo en elegir siempre era a su mejor amigo (salvo que este fuera un paquete claro). Nunca podían tocar dos buenos juntos y si te elegían el último eso quería decir que eras malo y suponía una decepción (además generalmente te pondrían de defensa). Los gorditos eran los porteros salvo que hubiera un penalty, en ese caso los buenos se ponían de porteros. Si un equipo jugaba con algún jugador menos valía portero delantero.

Las porterías se hacían con piedras o las partes de arriba del chándal. Siempre había una portería más pequeña que otra y contábamos con pasos varias veces las distancias. Además cuando alguien tiraba arriba en la portería todo el equipo gritábamos ALTA, el portero ahí no llega y el gol no tenía validez. Tampoco valían los goles de portería a portería. En todos los equipos había un chupón que nunca la pasaba.

No se jugaba con árbitro salvo si venía algún hermano pequeño que entonces hacía de árbitro. No había faltas salvo que alguien llorara o hubiera sangre. Los partidos se acababan cuando se hacía de noche y fuera el resultado que fuera siempre se decía ¡el que marca gana! También se acababa si el dueño del balón se enfadaba y se lo llevaba.

Si pasaba una mujer con un carrito o una persona mayor se interrumpía el partido pero todos teníamos que quedarnos en el sitio donde nos pillara la interrupción, no valía moverse. Dar un balonazo a algún vecino suponía riesgo de que nos quitaran el balon. Si venían los mayores a ocupar el campo teníamos que retirarnos, eso sí, mostrando nuestra disconformidad con estos abusicas.Si para el partido de mayores te pedían que te quedaras a jugar con ellos porque les faltaba uno eso suponía un gran motivo de orgullo aunque lo normal es que te pusieran de portero.

No valían crujinazos ni punterones. De hecho si alguien tiraba con la puntera hacíamos el gesto de coger el balón y sacarle la uña para mofarnos del rival.

No había fueras de juego y casi nunca fuera del campo salvo si embarcabas el balón (la ley de la botella el que la tira va a por ella) o se metía debajo de un coche. Tus mayores rivales eran los del barrio de al lado.

Esta es mi generación, tanto juegas al fútbol tanto vales. ¿era también tu generación?

2 comentarios:

DDM dijo...

Pues va a ser que no... soy un poco mayor que tú y aunque somos de la misma década fui educada en un colegio de monjas que nos enseñaban a coser y a cantar, y aunque entre mi familia había muchos chicos nunca jugué a fútbol, yo era más de baloncesto. Lo máximo que recuerdo es a los chicos de mi barrio haciéndolo en una pista cercana... las porterías sin red (en algunos sitios no eran de piedras) y una niña pasando cerca de la parte trasera... ¿te lo imaginas? pelotazo al canto en toda la cara en un chute a portería... con tal intensidad que la tiraron al suelo y quedó medio desmayada... salieron a su encuentro para ver cómo estaba... sólo tenía 9 ó 10 años y la habían tumbado del porrazo... pero la vergüenza de verse rodeada de los chicos mayores del barrio y sabiendo su error de pasar tras la portería la hicieron poner de pie de un salto... con la cara amoratada del golpe y aguantándose las lágrimas... esa insesata era yo. Lo siento pero no tiene nada que ver con ese mal encuentro con el fútbol, pero no me gusta este deporte...

Miguemusiqueando dijo...

Jajajam con un balonazo así entiendo tu pronta animadversión...trauma de infancia ¿no? bueno seguro que con la bici eres un hacha! un beso DDM!