miércoles, 1 de julio de 2015

El día que la música seguirá sin morir

 Se aconseja leer acompañado de American Pie de Don McLean https://www.youtube.com/watch?v=QWTvWG2tqUE

Hoy...precisamente hoy que entra en vigor la ley mordaza...voy a escribir algo serio (sin que sirva de precedente).

Y lo hago porque estoy profundamente desencantado. Lo estoy y entiendo que mi generación así lo esté porque crecimos pensando que habría un mundo mejor y que nosotros participaríamos de ese cambio. Nosotros haríamos que el mundo fuera mejor.

Pensábamos que las guerras quedarían en los libros de historia y en películas de Steve Mcqueen y hoy en día sigue habiendo daños colaterales por todo el mundo y lo que es peor...ya nadie cree que llegará un momento en que dejará de haber guerras o amenazas nucleares.

Nos asustaba que ETA viniera a nuestra ciudad o aquellas sangrientas campañas de verano que me aterrorizaban siendo niño y ahora el terrorismo cambia el acento vasco por el árabe y sigue asustando a niños y no tan niños.

Recuerdo a los mayores indignarse con todo aquel escándalo de Ruiz Mateos y hoy la corrupción es tanta y de todos los niveles que sugiere que todo ha ido a peor.

Que no habría peores asesinatos que los que tramaban Hitchcock, Allan Poe o Agatha Christie y que las catástrofes naturales se predecirían para que estuviéramos todos a salvo.

Cuando en un pupitre de EGB imaginaba estabilidad...con los años mis amigos se radicalizan...al igual que los políticos no se consensúa...sino que se ejerce oposición, sólo existe estar en contra de algo. No hay debates en televisión sino concursos de haber quién grita más fuerte o quién engaña más.

Recuerdo haberme educao que si rompía algo (pobre bailarina de porcelana de mi tía)...reconocerlo y asumir las consecuencias. Sin embargo en este mundo nadie dimite...y nadie perdona.
Soñaba con un mundo sin enfermedades pero a la sanidad sólo se le ponen trabas porque la reducen a un mero aspecto económico. Y un mundo sin hambre, con agua potable...qué iluso era. Si se pusiera el mismo empeño que en diseñar un iphone...

Y la televisión...recuerdo cuando llegaron canales nuevos y confiaba en que se nutrieran de...humor inteligente, cultura, espectáculos...y no que hagan el agosto personajes que no han hecho más méritos que zorrear o hablar de quiénes zorrean en el plató de turno.

Abrazamos con diligencia la tecnología que se me abrió de pequeño con aquel MSX aunque antes nos conformábamos con una goma que borrara boli de verdad sin que te llevaras la hoja del cuaderno por delante.

Y deportes...esa deportividad que te inculcan de dar la mano cuando ganas y cuando pierdes, de respetar al rival...qué desilusión cuando tus ídolos ganan tours de francia dopaos hasta las cejas, se amañan partidos y se traicionan todos los valores que algún día creíste por ciertos. Porque para casi todos los deportistas, sí, también, todo es cuestión de dinero.

Y pasamos del póntelo/pónselo a las libertades con apellidos, con demagogia barata y compra de votos a costa del sexo. Y eso que los 80 nos abrían un mundo lleno de posibilidades y qué hemos hecho con ellas? Para muchos son temas de los que hablar con su psicólogo.

No hemos vuelto a pisar la luna ni el sueño americano de Grease y otras mil películas más han dejado de ser fantasías de adolescentes. De niño quería dejar de ver pelis de dibus porque quería escuchar que querían decir y ver qué hacían los adultos. Hoy encuentro más mensajes positivos en Pixar que en el último bodrio de Jennifer Anniston...

Y pensaba que me enamoraría sólo una vez y que me corresponderían, que a estas alturas alguien me llamaría papá, que las borracheras nunca dejarían resaca y ya véis...si tuviera a alguien a quien contemplar mientras duerme...no iba a estar escribiendo esta parrafada...

Así que me voy con la música a otra parte porque a ella no han tenido tiempo de ponerle la mordaza y siempre habrá alguna canción que diga lo que yo quiera decir.

Dedicado con cariño a mi generación, a los hijos del rock and roll.

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