jueves, 26 de noviembre de 2015

Sin miedo a sentir

Se aconseja leer acompañado de Mejor sentir de Manolo García https://www.youtube.com/watch?v=-jq_MuYGtBA

Él no era uno de esos presos que contaba los días que le quedaban para salir, si acaso era de los que alguna vez contaba los días que llevaba en esa celda a la que se había acostumbrado hasta llamar hogar.

Tampoco era de esos presos que proclamaban su inocencia cada vez que tenía su oportunidad. Él era culpable y en exceso de victimismo imaginaba para sí mismo la cadena perpetua.

Del patio penitenciario coleccionaba amistades, forjadas a base de tesón y mucha psicología carcelaria; al fin y al cabo no distaba mucho de la filosofía de bares que él bien conocía.

Las primeras noches encerrado revivía una y otra vez su crimen imperfecto, hasta que agotado le vencía el sueño minutos antes de que una sirena anunciara que un nuevo día (qué más da si lunes o jueves) comenzaba.

Aquello duró lo que tuvo que durar, los sueños empezaron a hacerse difusos y la sirena de un nuevo día comenzó a suponer justo eso, un día nuevo y, ¿por qué no? bueno.

Una de las tardes, por casualidad, como ocurren muchas de las cosas inexplicables, tropezó sobre la puerta de su propia celda y se abrió de par en par. Atónito y sorprendido, con miedo a salir pero con ansia de vivir y sentir, se aproximó aún más perplejo cuando vio que al otro lado una mano esperaba.

No lo pensó, la agarró y salió primero de la celda y luego de la cárcel sin que nadie opusiera ningún obstáculo.

Las dos figuras, aún de la mano, se alejaron, junto con sus sombras mientras a lo lejos se oía una sirena que anunciaba el final de un nuevo día.

No hay comentarios: