lunes, 2 de marzo de 2009

¿Dj Crack, lehendakari?

Lo primero que tengo que decir es que Quico Alsedo me ha plagiado la idea para la entrada. A decir verdad, el post tampoco es muy original. En el número de febrero de la Rolling Stone venía una entrevista con Patxi López en la que el candidato socialista se explaya acerca de sus gustos musicales, y sale bastante bien parado. Aparte del rollo indie de los Punsetes, Patxi cita a Fito, a Springsteen, AC/DC, Led Zeppelin, Kepa Junkera...sorprende que reconozca haber escuchado a Kortatu, y alaba a Quique González. Incluso reconoce haber pinchado en la boda de Eduardo Madina (quien le ha puesto el mote de DJ Crack)

Aparte de sus gustos, López hace una reflexión interesante acerca de los músicos y la política en España. A la pregunta de porqué los músicos no se implican más en las campañas, aparte de los de siempre, Patxi responde: "Tienen que vivir de los conciertos y ¿sabes cual es la mayor promotora de este país?Los ayuntamientos". Ahí no le falta razón.

Pero yo aquí a lo que he venido no es a copiar a Alsedo (a quien también quiero dedicar alguna entrada) sino a hablar de la Rolling Stone. Revista de referencia en los años 60 y 70, se distinguió de otras publicaciones por tener una mirada mucho más amplia, conectando lo musical con lo político y con lo social. En España tuvimos que esperar casi 30 años para que llegase la revista, publicada por el grupo PRISA. Lo cierto es que, revisando en mi librería, tengo casi los dos primeros años de la revista al completo. Y qué pérdida de dinero, oigan. No hay más de un artículo potable por número. A lo sumo, dos. Nimiedad tras nimiedad, la Rolling española fue cayendo estrepitosamente hasta convertirse en un catálogo de moda. Lo de la mirada abierta se lo tomaron tan en serio que al final la música parecía lo accesorio. Llegaron al punto de publicar una sonrojante entrevista con el entonces candidato a La Moncloa Joaquín Almunia, para mayor gloria de éste, la cual fue objeto de mofa por parte de Gomaespuma durante bastante tiempo. La de Patxi ha sido menos vergonzante, aunque el proselitismo progre no se lo quitan de encima.

En los últimos meses he retomado la compra, aunque veo que la dinámica es irregular. Darío Manrique es un fijo, lo cual es de agradecer. Después tenemos la sucesión de grupos cool posando con ropa más cool todavía. Y la inevitable lista del mes (los 100 más hot, los 100 más chic, las 100 chic más hot). Además, para ahorrar presupuesto, la Rolling hispana se nutre de artículos de la americana, lo que ha provocado que el número de febrero haya sido una concatenación de Obamamanía, con Springsteen y Brad Pitt jaleando al nuevo boss.

Total, que los magazines musicales españoles son un páramo. No existe una gran revista de referencia, sino diversas especializadas y enfrentadas. El gafapastismo lee la Rockdeluxe, los rockeros Ruta 66, los calimocheros ahora tienen Rockestatal, los jevis Heavyrock...y yo echo de menos la EFEEME en papel. Aunque más bien la pregunta es si, en el mundo de los blogs, siguen siendo necesarias las revistas musicales. El debate queda abierto.

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