Una cama nueva

Se recomienda leer acompañado de Buena Suerte señorita de La Guardia
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Se despertó en una cama nueva. Otra vez tocó buscar excusas y hacerlas tan creíbles para marcharse si explicar demasiado, sin explicar lo inexplicable. Él era uno y a la vez era otro. Del depredador a la eterna espera sólo había una delgada línea que de madrugada se sentía tentado a traspasar.

Los años le otorgaban seguridad, el amor un sinfín de interrogantes para los que él solo no encontraba respuestas. Aquella noche no sería diferente. O al menos eso pensaba él....Una limusina paró a escasos metros mientras unas voces femeninas le invitaban a subir. Sonrió como de costumbre y su naturaleza le impulsó a aceptar la invitación, al paseo, a la copa, a la cama...

Entonces volvió sobre sus pasos, dejó de huir y se dijo a si mismo basta ya. Las preguntas seguirían ahí, la falta de respuestas también pero al menos sería sincero con la única persona a quien se lo debía...consigo mismo.

Ya no se autoconvencería nunca más. Ya no extrañaría otras sábanas ni otras bocas del mismo modo que los corazones no usan tiritas para sus cicatrices. La limusina marchó sin él dentro. Se sintió como el que espera en una estación en la que su tren ya partió suficiente tiempo atrás.