miércoles, 6 de mayo de 2009

Antes muerta que amoderna.

Alaska a finales de los 70 era punk. En los 80 se pasó al pop nueva olero, cantando a los botes de Colón, meando a Carmen Maura y gritando "viva el mal, viva el capital". Pero lo que ella ansiaba era ser tonadillera y cantar con Raphael (lo consiguió).

En los 90, viendo que La Movida se acababa, se pasó al techno, al principio con poco éxito, después como diva de la homosexualidad Chuequista (o Chuequera). Lo suyo ha sido un renovarse o morir constante, fagocitando todo lo que tenía alrededor, lo mismo daba ser diva para los Auserón que colgarse del brazo de Loquillo. Lo mismo le da ser un icono gay que tener un blog con Jiménez Losantos. O decir que es lesbiana y casarse con Mario Vaquerizo.

Esa es la modernidad que nos han vendido. Estar a la última sin saber todavía cantar. Estéticamente irreprochable, ideológicamente vacía.

Justo lo que le gusta a Esperanza Aguirre, que la ha condecorado con la Gran Cruz de la Orden del 2 de Mayo ya que, en palabras de la presidenta, "expresas las inquietudes estéticas de una generación que vivía los nuevos aires de la libertad".

En eso ha quedado la Movida, en un ejercicio de banalidad y vacuidad posmoderna e ideológicamente ambigüo, que lo mismo es utilizado por derecha e izquierda sin ningún miramiento.

Eso sí, va monísima.

1 comentario:

Jaime dijo...

La movida la hizo el grupo PRISA. Ahí queda eso.