lunes, 18 de marzo de 2013

La primera vez siempre cuesta más ¿no?


Se aconseja leer acompañado de Do It  de The Sunday Drivers

http://www.youtube.com/watch?v=QRIQmpDaLXc


Cogió el cuchillo y lo alzó al aire pero ahí quedó suspendido incapaz de dar el impulso necesario para realizar el recorrido de bajada y quitar la vida.

Germán no pensaba en nada, con la mirada fija en su víctima se sentía incapaz de quitarle de un corte certero su último aliento.


¿Cómo era posible su impotencia? Llevaba toda la noche en vela convenciéndose de que sería capaz, que se armaría de valor y que...mataría.

Sería desagradble pero acaso ¿no le esperaba después una vida mejor? Quería abandonar esa vida de miseria y desazón y el cuchillo afilado que con fuerza asía su mano derecha era la llave.Germán no había matado antes y la primera vez siempre cuesta más ¿no?. En su subconsciente sabía que después de matar pòr primera vez ya no habría vuelta atrás y seguiría matando y matando...

Mientras tanto su víctima seguía allí, tumbada, con sus ojos pareciendo implorar lo que su boca no alcanzaba a decir.


La duda consumía a Germán, tanto que bajó el cuchillo a la vez que una gota de sudor le recorría la frente hasta la punta de su redondeada nariz.

-No puedo hacerlo, no puedo, soy un miserable.- En su cabeza imaginó el derrame de sangre que provocaría el cuchillo y dio un paso atrás, asustado, y aflojó la mano que sostenía el arma blanca.


A punto estaba de soltarla, de abandonar el propósito que con premeditación había planeado cuando la voz de un hombre que en silencio le observaba le apremió.

- Vamos hombre que no tenemos todo el día.-Con ánimos recobrados y con la presión de ser observado por su cómplice y testigo volvió a coger con fuerza el cuchillo y lo levantó. - Ahora sí seré capaz, vamos.-

El cuchillo comenzó el mortal descenso pero en el último instante se devió de su objetivo y quedó clavado en la sucia y oscura madera.


- Adiós, búscate a otro que lo haga, este trabajo no es para mi.-

Y así se marchó Germán de aquel lúgubre matadero, dejando al pobre pollo olvidado a su suerte y pensando que bueno que ya encontraría otro trabajo, quizás de telefonista, camarero,quién sabe, pero de matarife no, eso no.

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